PREMSA



El laberinto de la figuración

 

Jordi Coca

 

 

Si hay una disciplina artística donde hoy se hace evidente la esquizofrenia del siglo XX entre figuración y no figuración, es en la escultura. Se mire desde donde se mire, esta parece ser la cuestión que se plantean los escultores de maneras diversas. Pesa el hecho de que las esculturas de Picasso y de Miró se hayan acercado  al tema a través del “object

trouvé”; las de Moore, Oteiza, Chillida o Serra lo hicieran desde la perspectiva de  la no

figuración; Gargallo, Julio González, Giacometti y tantos otros han rehecho el referente figurativo como si se tratase de algo molesto, el pop había jugado con iconos más referenciales que propiamente figurativos…… El principio artístico básico continúa siendo siempre el mismo – el nunca superado y riquísimo concepto de mimesis--, pero los caminos se han multiplicado y se han diversificado tanto que quizás no es exagerado hablar de laberinto. O dicho de otra manera: podemos hablar de caminos diferentes, la inmensa mayoría de los cuales, no llevan a la salida pero se justifican ya que,  entre todos, dibujan el concepto general en el que se mueven. El siglo XX – y la cola que ya en el siglo XXI aún arrastramos--  ha sido lo que ha sido y no admitirlo es cerrar los ojos a aquello que somos.

De aquí, de estas consideraciones iniciales, viene la gracia de la obra escultórica de Xavier Raventós. Raventós, conocido hasta ahora como fotógrafo, se ha planteado recientemente hacer aquello que Joan Brossa decía del teatro en relación al poema: dotarlo de una tercera dimensión. Para Raventós el paso de la fotografía a la escultura ha sido una cosa similar y ha supuesto  chocar también con las ideas adquiridas que, pesadamente,  imponen sus leyes. Si a Brossa el teatro se le presenta enseguida con toda la fuerza acumulada e histórica de los géneros, a Raventós  el mundo de la escultura se le ha presentado con la desorientación esencial del siglo XX por lo que hace a los elementos figurativos. Xavier Raventós,  puede que sin hacerse grandes planteamientos  teóricos, empujado por una  urgencia creativa imparable,  ha encontrado su solución: todo aquello de esencial que en escultura nos ha legado el siglo XX hay que considerarlo como propio. Pero atención: como cualquier otra totalidad, esta ósmosis es peligrosa y probablemente servirá solamente en una etapa inicial. Pero también hay que remarcar que mientras dure, tendrá, tiene, la magia del arte mas fresco, del arte capaz de conectar con lo que Joseph Palau i Fabre llama el público inocente en el sentido positivo y fuerte de este término (aquel arte que no reclama del receptor mas que sensibilidad y complicidad, como se daba en la tragedia griega y en Shakespeare, por ejemplo; es decir, que no reclama esencialmente la racionalidad.)

Efectivamente, Raventós construye sus esculturas  tanto desde las formas abstractas como desde la acumulación significativa de objetos diversos, pasando por la figuración insinuada y crítica. Desde las grandes piezas de dos metros de altura, a las mas pequeñas, el planteamiento casi siempre es el mismo: la figura humana, el cuerpo,  o para ser mas precisos, el cuerpo humano desplegando toda la  potencialidad de relaciones de que es capaz, tanto con otros cuerpos, como con el entorno. Abrazos, copulaciones, caricias, lectura, espera, movimientos, presencia pura y simple… El hierro, los objetos de hierro,-- yuxtapuestos, soldados, atados o clavados—a veces se estilizan como en las figuras de Giacometti, otras veces se esencial izan como lo haría Gonzalez, o proponen la maravilla del encuentro inesperado entre un pico o una rueda dentada y cualquier otro elemento estándar, que sumados, devienen una presencia punzante que despierta en el espectador mil posibilidades.

La figuración, pues, los diferentes tipos de figuración, el reto de la figuración, el laberinto de la figuración,  y también a veces la negación de la figuración,  estalla en la obra de Raventós con esta fuerza primeriza de quien no tiene miedo. Raventós “goza”,  y gozar desde la sinceridad es la cosa mas extraña en el arte de hoy en día. La mayoría de artistas (especialmente cuando empiezan) piensan, calculan, proponen… Pero no gozan. Raventós da el paso y se sumerge sin miedo en el quid de la cuestión de la escultura del siglo XX: como usamos la figuración  para expresar aquello que queremos decir. En la mayoría de las piezas se adivina una especie de referencia figurativa, pero si se me permite la pedantería, este referente nunca surge de una idea digamos apolínea del arte; al contrario: es desde el aspecto oscuro,  del fondo turbio de la condición humana y de sus necesidades mas esenciales y elementales  que brota la escultura de Xavier Raventós. Hay mucha solitut en su obra, hay sexo y deseo de sexo,  hay dureza en la lucha con el material, hay la doma del hierro por parte del artista y, a la vez,  también hay la manifestación de la fuerza natural de este material que a menudo se rebela y a veces termina imponiéndose.

La figuración, pues,  insinuada o usada con intención, surgida del azar o trabajada, y a veces también rechazada,  esta en el corazón  de lo que el escultor nos propone. En

Principio tiene un aspecto de identificación, de reconocimiento, que no nos debe satisfacer ya que en el fondo es primario. Tanto de si lo que vemos es un flautista o un cazador. En cambio, en una segunda y más seria mirada, la mimesis que se realiza a través del hierro,  a través de los objetos  encontrados y del uso que se hace de ellos, sobreviene un arte perplejo,  y tal como decía, profundamente arraigado en el siglo XX en la medida en que tiene el la figuración o en el rechazo de la figuración una centralidad inexcusable. Si, las cadenas son el vestido  de la mujer, el pico la cabeza, el hacha es otra cara, unos agujeros son los ojos, el tubo es el pene.. Nada deja de ser lo que era, pero a la vez las diversas piezas adquieren una nueva función. En cualquier caso, y en el nuevo contexto, estas piezas, estos elementos, estos hierros, son lo que son porque el receptor así lo ha decidido, pero también hay que tener claro que sin el artista no habría podido decidir nada de nada.

 

 

Jordi Coca


“LA INSPIRACION DEL ARTISTA”

 

 

     El conjunto de la obra, que en ocasiones como esta podemos contemplar,  está en perfecta conjunción y armonía, y simboliza en estado puro, todo este universo que llamamos “naturaleza”.

 

     La fuerza a través de la cual crecen  y desarrollan cada una de estas piezas, hasta conseguir llegar a ser esculturas, es una forma sencilla de entender la sincronía que se crea entre el sentido de la forma de la naturaleza humana, las constantes viento, luz, agua y materia escogida por el artista: el hierro. Esta combinación alcanza su punto álgido en el instante en que dejan de ser alma de Xavier Raventós, para formar parte de un espacio íntimo e intransferible de quienes las contemplamos, y sentimos como a través de ellas somos capaces de adquirir, aunque solamente sea por un breve espacio de tiempo, una personalidad más noble, más fuerte, donde la sencillez nos convierte en seres más asequibles y más auténticos.

 

     Podemos imaginarnos convertidos en cada una de estas formas, porque de todas ellas emana olor a tierra, sed de vegetal. Son alaridos de animal vencido, son voces nocturnas que nos susurran, son garabatos, son compañeras de viaje que al despertar siempre nos dan los buenos días. Somos escultura y Xavier Raventós nos lo recuerda constantemente con su obra.

 

     Cuesta imaginar al hombre que esta detrás de cada una de ellas, al artista capaz de superar de forma tan decisiva, la determinante influencia de tendencias y modas, para mostrarnos una desnudez tan vital con sus obras. Pero también podemos establecer rápidamente un estrecho vínculo con él, puesto que es el amor quien les da el exquisito movimiento, son los invisibles hilos de la gratitud a la vida y el enorme ansia de crecer, quienes las levantan y sostienen.

 

     Es un autentico honor, el haber sido inspiración para que Xavier Raventós creara su colección “Diálogos entre el hierro y la tramontana”, donde encontramos algunas de sus más bellas esculturas y,  aunque bajo el tamiz de una solapada  vergüenza y sorprendida por lo inesperado de este suceso, espero seguir despertando, durante todo el tiempo que él desee, ese maravilloso don que es su inspiración, para que todos podamos seguir disfrutando de su obra. Pero es la naturaleza del autor y su insondable calidez quienes tienen la capacidad de crearlo todo, incluida su inspiración.

 

 

Isabel Carvajal


Llegir l’escultura: Xavier Raventós

 

No és d’ara que penso que hi ha una relació molt intensa entre l’escultura i la poesia. Recentment, m’ho ha refermat la lectura d’una petita obra de la gran poeta russa (de poca obra) Marina Tsvietàieva. Em refereixo a Mi Pushkin (publicada per Acantilado, en una versió castellana de Selma Ancira, obra que, modestament, recomano). La tràgica Marina (no sé pensar-la altrament) parla més de l’estàtua de Puixkhin—una estàtua de plaça pública—que gairebé de Puixkhin, el gran poeta. El resultat, però, és que ens parla de poesia, de gran poesia.

En la mesura dels meus coneixements, que són escassos, difícilment podríem pensar en l’obra de Raventós i l’estàtua d’un ancestre literari nostrat. Cas de pensar, pensaríem (o aquest és el meu cas) en la poesia a seques. A tot estirar, llegiríem a través del seu “Lector” o reclamaríem a través de la seva “Justícia”. Aquesta si més no, és la meva experiència cada vegada que contemplo una obra seva al meu Vallès. El record d’una vetllada empordanesa, concretament a Rabòs i gràcies a Jordi Coca, fa un binomi amb poesia. Avui, per tant, aplegar a la Llibreria Bertrand, que aspira, al meu entendre i per experiència personal, a ser molt més que un provisional magatzem de llibres, la poesia que és una mostra de l’escultura de Xavier Raventós, em sembla motiu com per fer repicar campanes i, també, catalanes, per més que la traducció escultòrica sempre és més fàcil que la merament literària.

Mirem, doncs, aquestes escultures perquè, en definitiva, ja començarem a llegir. I bona literatura.

 

 

Marta Pessarrodona

Mirasol Alt

Maig 2009


RECORTES PRENSA




Das Magazin, Ausgabe 5
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L´Independant, jeudi 4 juillret 2013
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Premi Godó de Periodisme d'Investigació












Galería O+O: 27/4 al 27/5 2012
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Hora Nova 22-5-2012
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Premio Conde de Godo "Periodismo investigación" 2010
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